¿Dejo Semfyc o me deja ella a mí?

«Nuestra integridad vale tan poco… pero es todo lo que tenemos, es el último centímetro que nos queda de nosotros, si salvaguardamos ese centímetro, somos libres”. «V» de Alan Moore

Hoy he dejado de ser socio de Semfyc. Tras 30 años como socio y caminar por el mismo sendero, tengo la constancia de que su camino no es el mío, ni en los contenidos ni en las formas. Siempre he pensado que en los grupos tan numerosos, que haya compañeros/as con opiniones diferentes, es enriquecedor. Y que si sus estilos son novedosos, diferentes, con más razón. Porque si todo el que piensa diferente se va, todo el que quiere cambiar las cosas se va, la inercia gana y eso no siempre es bueno. Lo que he vivido en el último año me ha hecho darme cuenta de que mi camino ya es fan diferente que mi capacidad de ayuda es nula, y el coste que ello tiene para mí muy alto. Ojalá otros consigan seguir en un camino compatible y puedan mejorar algunas cosas en esta Sociedad a la que he respetado tanto, por el bien de la medicina de familia y por el bien de la atención primaria.

Primero debo decir que todo lo que aquí expongo, lo hago a título personal.

En el año 1987 conseguí, tras 4 intentos fallidos, aprobar el MIR. Con un 1700 tuve la oportunidad de elegir mi segunda opción: medicina de familia, una especialidad maravillosa, todavía desconocida y muy poco valorada. Conforme entré en la Unidad Docente me dieron una hoja para inscribirme en Semfyc. Lo hice gustosamente, ya que por entonces era la ÚNICA sociedad que defendía una especialidad emergente en primaria frente a quien no creía en una especialidad para primaria o urgencias.

Mi primer congreso andaluz (Málaga) y mi primer congreso nacional (Valladolid) no me defraudaron. Semfyc era un grupo de profesionales ilusionados, creando algo nuevo, con muchas ideas claras y otras no tanto, pero con unas ganas de luchar y crecer que muchos envidiaban. Valores como solidaridad, justicia social, creatividad, voluntad de trabajo, motivación… impregnaban a aquel grupo de jóvenes (todos!) que crecía año tras año en número muy similar al número de médicos de familia de cada promoción MIR.

Siempre me sentí identificado y a gusto. Y creo que mi implicación en Semfyc desde entonces ha sido importante: vocal de Córdoba por Samfyc (defendiendo la MF en las mesas de contratación), pertenecí a varios grupos de trabajo autonómicos y nacionales, de hecho cree alguno nuevo, desarrolle proyectos como el portfolio, la última ECOE del título con el Ministerio, gestioné los grupos de trabajo o cree el modelo de gestión del conocimiento de la Sociedad. Tuve cargos como vicepresidente de Samfyc (del que me obligaron a dimitir por coordinar simultáneamente la plataforma contra los recortes en Andalucía) y también Vicepresidente de Semfyc. Éramos entonces más de 19.000, la Sociedad más numerosa y potente en España, y una de las más importantes de Europa.

Incluso puedo afirmar que soy de los pocos médicos de familia que han perdido unas elecciones Semfyc, ya que unos compañeros y yo tuvimos la osadía de presentarnos con una candidatura «alternativa» a la “oficial» por primera y única vez en la historia de la Sociedad que yo sepa. Perdimos por 10 votos. Porqué nos presentamos es otra historia. Merece la pena solo indicar que ya percibíamos que la sociedad se estaba estancando en número, adaptándose pobremente a los nuevos tiempos, la ilusión diluyendose, y las estructuras de poder internas cada vez con más capacidad de influencia y separándose de las necesidades de las bases. Lógicamente era solo nuestra opinión y una mayoría, aunque escasa, no lo percibió así.

Incluso entonces, Semfyc ha impregnado mi vida profesional y personal. Siempre creí en nuestra especialidad, y creía que Semfyc nos representaba, y representaba nuestros principales valores. En los últimos años, mi papel se ha reducido a participar a grupos de trabajo, y especialmente con un papel más o menos relevante como secretario del Grupo Comunicación y Salud.

Mi historia en este Grupo es muy paralela. En 1988, de R2, tuve la suerte de asistir a un Curso de Francesc Borrell de Entrevista Clínica. Si me ilusioné con la medicina de familia de la mano de mi tutora Concha Fernandez, de la mano de Francesc me apasioné con la comunicación médico-paciente de una manera que ha marcado mi vida profesional y personal.

Desde el principio el grupo fue multidisciplinar, abierto a todo tipo de opiniones, respetuoso, generoso al máximo con el conocimiento que generaba, creativo y porque no, muy divertido, convencidos desde el inicio, que es en la alegria genuina y la innovación donde nace mejor la motivación y el aprendizaje.

El tener una mayoría de médicos de familia, percibir valores similares y pertenecer muchos de nosotros al grupo y a Semfyc, nos hizo plantear en 1996-97 en tiempos de Albert Planes, una alianza que fuera provechosa para todos. El pacto no escrito era que el grupo aportaba el desarrollo de la comunicación a nivel nacional e internacional (en el ámbito de AP pero no sólo) y a cambio la Sociedad nos cedía su estructura, una aportación económica variable hasta ahora no muy cuantiosa, y su imagen como Sociedad potente y con rigor. Semfyc se comprometía a respetar nuestra idiosincrasia y nuestros valores.

El grupo, pese a no tener listas ni cuotas ni normas (o quizás también por ello), ha tenido un crecimiento importante, con profesionales de cada vez más profesiones diferentes, incluso no sanitarias, y una altísima producción docente y científica. Hemos pasado de congresos con menos de 50 asistentes a congresos con más de 500. El grupo sigue «encandilando», especialmente a los jóvenes, y sigue creciendo año tras año.

Hasta ahora, muchos hemos creído en esta alianza y hemos luchado por ella. Hasta ahora nos hemos sentido respetados y que ambos ganábamos. Pero mi papel en el último año como Secretario del GCYS, y como Presidente del Comité Organizador del 28 Congreso de Comunicación y Salud que se acaba de celebrar en Córdoba, me ha hecho pensar que esto ya no es así, que los grupos que ostentan el poder en Semfyc quieren más el control que la apertura, que para ellos la transparencia es contar aquello que no genera problemas, y que todo aquel que quiera pertenecer a sus grupos de trabajo y programas, quizás el elemento más importante de su estructura, tiene que someterse a una serie de normas que limitan su libertad, su desarrollo o con quién quieren compartir su trabajo y su conocimiento.

Como secretario del grupo me he visto indirectamente implicado en la negociación durante mas de medio año, de un documento de grupos de trabajo y programas que coacciona las libertades que dentro del GCYS teníamos (y de otros grupos o programas). Es cierto que de viva voz se nos decía que no pasaba nada, que nuestros psicólogos, cirujanos, nefrólogos, internistas, psiquiatras, enfermeros, administrativos, profesionales de la actividad física, etc… no tendría que hacerse socios o adheridos a Semfyc, que ni siquiera los médicos de familia que hay en nuestro grupo de otras sociedades o de ninguna, tendrían que serlo. Sin embargo, en la pasada reunión de la junta directiva de Semfyc del día 7 de octubre se aprobó el que se ha llamado documento definitivo, en cuyo apartado sobre composición y pese a todos nuestros múltiples intentos y argumentaciones, dice textualmente:

“Los miembros de los GdTyP (Grupos de Trabajo y Programas) de Semfyc deberán ser necesariamente socios de la Semfyc, bien sean miembros de pleno derecho o adheridos.  Los Programas de Semfyc incluyen profesionales de otras disciplinas que colaboran temporalmente en un proyecto concreto. El coordinador y secretario podrán aceptarlos como miembros del Programa en calidad de miembros colaboradores, pero en ningún caso podrán considerarse socios…” “El coordinador de un GdTyP de la Semfyc ha de ser obligatoriamente médico/a socio en situación laboral activa…” etc.

Y esto, tiene unas consecuencias muy graves para nuestro grupo, al menos desde mi perspectiva, ya que nos dividen en dos categorías con diferentes derechos: los socios y los no socios. Los primeros pueden pertenecer a la junta del grupo y el resto no, tendrán beneficios en las actividades del grupo y el resto no, incluso podrán presentarse a Coordinadores del grupo, aunque solo si son médicos de familia, y el resto no. Además, no podrán participar en grupos de otra Sociedad científica, o incluso se podría llegar, si la palabra escrita sirve, a sacarnos de listas de miembros del grupo por no haber querido ser socios de una sociedad en la que ya no creemos algunos, o en la que no hay interés en estar por ser de otra profesión diferente en otros.

La actual Junta ha olvidado que el GCYS no es originalmente de Semfyc, que tiene mas o menos los mismos años de historia, y que lo que existe es una alianza por intereses comunes. No pertenecemos a la Sociedad sino que caminamos junto, aunque el 60 % de nuestros miembros sean socios. Además, nuestro grupo no es así. En nuestro grupo caben todas las sensibilidades, casen o no con Semfyc, nos importan todos los ámbitos sean AP, hospital o incluso ámbitos no sanitarios, caben todas las profesiones, caben todas las ideas y posiciones, caben todas aquellas personas tengan formación o no,… Porque estamos abiertos a todo aquel que quiera dedicar sus esfuerzos y sus ilusiones a la comunicación como herramienta y como valor, a todo aquel que desde el respeto quiera además compartir su tiempo con quien sienta igual, sea de donde sea. Y que hasta ahora todos eramos iguales…

Creo sinceramente que ese documento no influirá en el grupo, y éste seguirá siendo como es. O dejaría de ser el GCYS. Quizás la actual directiva de Semfyc debería darse cuenta que los expertos de sus grupos y programas están ahí de forma voluntaria y mayoritariamente altruista. Y que siendo así, es mejor facilitar que controlar.

Esta sensación de control innecesario o excesivo la he percibido aún más como Presidente del Comité Organizador del último Congreso del GCYS. Mi cercanía a los datos económicos y estructurales de este congreso me ha hecho descubrir aspectos que para mí han sido realmente decepcionantes como socio de Semfyc.

Nuestro congreso habitualmente no ha tenido ayudas externas. Se ha subvencionado mayoritariamente con las inscripciones de los propios miembros del grupo, la mayor parte de su bolsillo. De hecho, ni la propia Semfyc hasta este año ha realizado aportaciones económicas (y tras numerosas tensiones). Lógicamente y pensando en nuestros compañeros/as del grupo, los comités trabajamos desde el objetivo de hacer un congreso sin ánimo de lucro, abaratando al máximo los costes para conseguir las inscripciones más asequibles, sin perder calidad.

Sin embargo, desde el inicio nos hemos visto sometidos a múltiples presiones en aspectos económicos. Se nos ha impuesto una secretaria técnica cuyos costes eran muy superiores a los de otros presupuestos que teníamos a igualdad de servicios. Pero es que además, esos honorarios no cubrían otros servicios como tareas administrativas, mailings, sus herramientas online (???)… Cuando desde los comités se han buscado opciones mas baratas para esos otros servicios se nos ha presionado para no utilizarlas. Nuestro congreso podría haber sido más asequible. Las inscripciones de nuestros residentes podrían haber sido más baratas.

Además, hemos descubierto que durante muchos años, esto habia sido así. Durante todo este tiempo pensábamos que Semfyc estaba detrás por si había pérdidas, y esto parecía una buena razón de mantener este estatus claramente negativo. Pero dos razones invalidan esta afirmación. En primer lugar, ningún año se habrían tenido perdidas si el precio de la secretaria técnica hubiera sido el de otras agencias de congresos. En segundo lugar, cada vez que han existido perdidas, lo que ha ocurrido es que la secretaria ha cobrado menos de lo estipulado (siempre mas que otras empresas de organización de Congresos), y al año siguiente ha cobrado lo estipulado ese año y se ha quedado los beneficios que hubiera hasta compensar las «pérdidas» no cobradas en años previos.

Todo esto ha sido muy duro para los comités. Incluso se llego hasta tal punto, probablemente en relación directa con todas estas tensiones, que se me quitaron las funciones de tesorero del GCYS y tuve que dimitir como secretario unos meses antes del Congreso.

Pero ha sido todavía más duro la imposición que hemos sentido en el tema de la transparencia. Desde el inicio los comités pensamos que la transparencia tendría que ser un valor fundamental de nuestro evento. Para ello, decidimos hace casi un año que publicaríamos los presupuestos sobre los que trabajábamos antes del congreso, dejando claro que eran provisionales y podrían variar en función de las inscripciones, y con el compromiso de publicar posteriormente los definitivos. Queríamos decirle a cada congresista que quisiera acudir al congreso, a qué capítulo del mismo habíamos decidido los comités dedicar cada uno de los euros de su inscripción, para que pudiera decidir si le parecía correcto o no antes incluso de decidir acudir.

Tras varios bocetos y retrasos de meses, cuando los costos ya estaban “atados”, realizamos un nuevo gráfico y documento donde se explicaba toda nuestra planificación económica y se le dio orden a la secretaria técnica de que lo enviara a los ya inscritos y se pusiera en la web a la vez que lo publicábamos en redes. Entendíamos que la transparencia sería bien recibida y colaboraría a dar una buena imagen de nuestro congreso, el grupo y la sociedad con la que estábamos aliados.

A la semana, todos los miembros del comité, recibíamos una carta que literalmente decía: “En referencia a la petición… os comunico que no se va a proceder al envío…” Las razones que se esgrimían eran tres: 1.- El congreso no se había celebrado todavía y al poder tener variaciones lo único que podía causar era confusión (¿aunque se explicara que era provisionales?), 2.- el GCYS tiene un plan estratégico y el congreso es una actividad mas (¿?), y por ultimo 3.- que el Congreso era una actividad financiada por Semfyc (un 10 % del presupuesto global y solo este año) y son ellos los que tienen que decidir respecto a la publicación de los datos económicos… El final de la carta nos invitaba a dirigir nuestros esfuerzos a “incrementar el numero de inscritos (a fecha de entonces por debajo de las cifras del Congreso anterior según ellos lo qu eno era correcto) y olvidarnos de iniciativas que no aportan nada ni a la Semfyc, ni al Congreso”

Cada uno sacará sus propias conclusiones. Yo no se en que puede perjudicar a un congreso que sus inscritos sepan las decisiones que los comités han tomado para gestionar el dinero que ellos les han confiado, aunque fueran con los datos provisionales con los que los comités toman decisiones previamente al Congreso. La definición de transparencia, algo de moda que todo el mundo ejerce y pocos entienden, según la RAE se define como “Claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”. Creo que los inscritos de Córdoba no han podido tener información clara y evidente del uso que íbamos a dar al dinero que ellos nos confiaban, y que ésto hubiera sido un avance positivo para todos. Es más, un mes despues de finalizar el Congreso y a pesar de varias peticiones y excusas se nos ha negado la posibilidad de revisar como iba el cierre sin ser revisado previamente por la vicepresidenta de semfyc y la nueva coordinadora del Grupo. Los Comités no asumimos, en este punto, la responsabilidad en el resultado final que se presente. Y por supuesto no se han publicado ni probablemente se publicarán ya que el espacio que estaba destinado a ello en la Web ha desaparecido (ojalá me equivoque y se publiquen aunque ya no serán responsabilidad de los Comités sino de quien haya impedido nuestro seguimiento y decisiones en esta fase final).

Todas estas razones me han hecho darme cuenta de que mi camino no es ya el de Semfyc, al menos de su actual junta. Valores que para mi son importantes, no se defienden o se entienden de forma muy diferente. Y lo que es peor, los que piensan de forma diferente son apartados o aislados. Y por eso ya no estaré en Semfyc. Y siento no poder seguir estando en Samfyc (la andaluza), porque las personas que ahora la lideran se merecen mi confianza. A partir de ahora seré solo uno más del casi 40% del GCYS que no son socios. ¡Quién sabe! Si algún día nuestros caminos se vuelven a juntar y se me permite, volveré a entrar. Porque sigo amando la medicina de familia y sigo considerándome Semfyc aunque ya no esté en su listado y bajo su control o sus normas.

 

 

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Poesías de este año (2013), para los pocos que las lean…

Certezas

 

Quiero darte un beso suave

en tu espalda desnuda

q te recuerde el roce

de una caricia encendida. 

 

Quiero darte un abrazo largo

mi pecho con tu espalda, suave,

para q sigas dormida,

para q sueñes q mi yo vela tus ilusiones prendidas. 

 

Quiero darte mis minutos

al despertar, mi pensamiento,

mi mirada q abre tus párpados, 

para q te sientas segura de mi compañía. 

 

Quiero darte la palabra oportuna 

al mirarme esta mañana,

q te haga sonreír, q te regale

la certeza de q te quiero hacer feliz. 

 

Ene 2013

 

 

 

Tus palabras tiernas

 

Tus palabras tiernas 

acunan mi corazón,

lo disuelven, lo llenan

de aromas vitales ,

alisan su contorno

con la sangre q fluye

Con oleadas de emociones

q atrapan su tristeza

o mi desanimo. 

 

Tus palabras cálidas

envuelven mis pensamientos

lúgubres, o realistas

y me regalan días nuevos. 

 

Marzo 2013

 

 

Una forma de decir «te espero»

 

Lates callada en el asiento sobrio. 

Esperas el segundo q te hace ver

el lado oculto urdido en charlas cómplices. 

Respiras! Ha vuelto! Y volverá…

Te encuentra si miras, si le dejas mirarte. 

Y el pulso gira repetido, vivo, gritando por callar

 

Soy tu silencio

 

Laten pausados los sueños q dibujamos

 

 

Abril 2013

 

 

Quiero

 

Quiero engañarte para q lo dejes todo y estés a mi lado,

q no mires otro rostro q el mío q flota

sumergido en vahos de un shaman ebrio. 

Quiero regalarte mentiras q te preocupen,

q ocupen tus neuronas y tu afecto en ver mi cara y hablarle,

q aromas, imágenes se cuelen en ti 

y te provoquen sonrisas, angustias o ironías. 

 

Quiero q tus labios sonrían 

pensando en mi confusión o mi necedad,

o q tropieces en una calle para q me lo tengas q contar. 

Quiero sentirte ocupada en mi yo, añorando el paseo, olvidando tu vida. 

Q el trabajo se pare, 

q la rutina se pierda, 

q los recuerdos se adelanten

y los sueños se detengan. 

 

Pero…

Quiero q seas feliz,

aunque el vacío me calme

y me llene historia sin ti. 

 

Marzo 2013

 

El amor es la emoción q más egoísmo provoca y el único q lo sacrifica. Aunque a veces se cuela… 

 

 

Conversaciones entre el viento y yo

 

Sabes q la vi mirando al vacío,

sus ojos negros de cazar luz,

buscando, dormida, 

los sueños q pliegan ghel tiempo

para llevarla a ti. 

 

Su lágrima cayendo en reguero

de una añoranza q oxigena 

las brumas, urdidas,

por hilos de emociones 

q te dibujan y te encuentran. 

 

Y mientras,

el viento arrastraba el reflejo

de ese abrazo mecido 

por notas q los dos elegimos. 

Y esa  córnea, seca de olvidar,

se desliza por el espejo

en el q mi reflejo se recuerda. 

 

(Todo lo supo el viento

al ver tus miradas perdidas en el)

 

Sabes q sus labios todavía 

susurraban tu sabor…

q lamían en el aire tus manos

donde ya no están,

donde llenaron su sentido de calor…

 

(Todo lo supo el viento

al rozar tu vida parada)

 

Lo se, lo percibí, lo entendí. 

Salta etérea. Te espero, siempre. 

 

 

Abril 13

 

Abre sus ojos (dedicado a Jordi)

 

Donde

Donde los sueños q hicimos juntos

los caminos q andamos

los futuros q cambiamos. 

 

Donde aquel canto q dibujamos

en una arena arañada por el viento,

donde las vibraciones de aquel temor 

urdido por dos almas q creían en lo mismo. 

 

Donde fuiste amigo

Estas y no estas. 

Sonrisa y dolor,  una lágrima, 

y un camino lleno del alma q dejaste. 

Abre tus ojos 

y mira otra vez hacia aquí. 

 

Junio 2013

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